Crónicas De Lord Jaunyka (Cuarta Parte)

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Capítulo IX: “La Caída del Sur”

Entró tranquilamente en la posada, para servirse una jarra de aquella gustosa bebida de la cual hacía tiempo no disfrutaba. No recordaba, no, el hecho de beberla, de haber tenido alguna vez una jarra como esa en sus manos, con aquella sustancia espumosa, fresca, limpia, que otrora animaba a los cansados viajeros les daba fuerzas para continuar. El primer trago fue amargo, un poco, pero suave, delicioso, con una leve espuma que daba una sensación de gusto en la garganta. Como le pasó antes, al tener la jarra en la mano, se sintió familiarizado con la situación, casi como viviendo un dejà vu, pero en vez de enfadarse como otras veces, por no poder recordar, suspiró lentamente y se entregó vencido a aquella intranquilidad que lo rodeaba.

De pronto, mientras dormitaba a la sombra, en una de las tantas sillas de la vieja posada, un sonoro grito proveniente de la calle lo despertó, impulsándolo a maldecir por lo bajo mientras se levantaba, dispuesto a conocer la nueva situación que prosperaba en el castillo de los Caballeros Blancos. Mientras se acercaba a aquella gran brecha en la muralla, la cual solía usar de puerta en épocas de sitio de aquella gloriosa ciudad de Falador, pensaba cuales serían sus respuestas en cuanto a los hechos que se le pudieran llegar a presentar. Como líder de la Orden, no aquella ostentosa orden de caballeros afeminados vestidos de blanco, que solo daban vueltas por las torres del castillo portando grandes espadas que de ninguna manera podrían utilizar en combate, sino de la Gran Orden de caballeros de Saradomin, aquellos fieles guerreros que vivían siguiendo un rígido modelo de conducta y luchaban continuamente contra Oscuros seres abominables de los cuales las demás órdenes no tenían conocimiento; como líder de aquella Orden debía ir preparado para lo que fuera, para poder tomar rápidas decisiones y no perder el tiempo. Con todo esto en su cabeza, una gran carga que le hacía perder la noción del tiempo y del espacio, llegó a aquella brecha en el muro del castillo, perteneciente a vaya saber uno que batalla antigua, y observó a los caballeros que la misma custodiaban, con armaduras blancas finamente ataviadas con detalles de oro, y una exquisita combinación de botas, guantes y capa de seda que evocaban la imagen de un lord amanerado en cada uno de ellos, sin importar su rango. Éstas eran las imágenes que asco le daban, y por las cuales discutía en cada concilio que las órdenes realizaban: mientras los suyos vivían en la pobreza, el duro entrenamiento, las misiones suicidas y los viajes a tierras oscuras, había otras ordenes que, por el poder que los reyes, y la misma iglesia de saradomin, les concedían, vivían como reyes, sin entrenamientos, sin penas no obligaciones, teniendo su título de caballeros solo como una excusa para su vida desairada. Tal vez fuera por eso que echó mano a su espada apenas los vio en las cercanías de aquella entrada, o tal vez fuera el mal humor por aquella siesta interrumpida, pero la verdad era que como uno de esos caballeros lo interrumpiera en su camino al interior del castillo no viviría para contarlo. Al ver esa actitud, y el gesto de furia descontrolada, casi una mueca de odio, los caballeros le dieron paso rápidamente al reconocerlo, cobarde gesto que fue merecedor de una extraña sonrisa de sorna en la cara del guerrero.
Una vez llegado a la mesa principal del castillo, en la cual estaban dispuestos los altos dignatarios de Asgarnia, y los líderes de las órdenes, todos lo miraron de mala manera, por no usar ropas de gala ni ser portador de refinados gestos. La vieja sonrisa en su cara cambió a un gestó de sorpresa, al ver a un mago oscuro en la mesa del concilio. Con disimulado descaro, se presentó como embajador Oscuro aquel mago, diciendo que su benevolente Amo les permitiría a los humanos abandonar sus ciudades y correr antes de que sus huestes llegaran y los masacraran a todos. Daxterneitor, que ya tenía los ánimos alterados, rompió en una sonora carcajada, y dijo a aquel embajador oscuro que como no cuidase su lengua, no habría de vivir mucho más; que aunque se pudiera, y mal no hacía, subestimar a aquel gran número de eunucos, así los llamó, de caballeros blancos, haría mal en pasar por arriba a aquel pequeño número de caballeros de la Orden de Saradomin, la cual ni el mismísimo Gur Arthar había podido vencer. Con una sonrisa, el mago abrió un misterioso fajo que llevaba colgado del hombro, y sacó la cabeza del anterior General Oscuro, aquel demonio que acababa de ser mencionado. Muchos guerreros, entre los más importantes de ésta Era, habían intentado dar caza a este demonio, y aún luchando mano a mano habían sido víctimas de su gran poder. Con una expresión de literal terror Daxterneitor se imaginaba el gran poder que tendría ese nuevo General, que a mano a mano, sin armas ni armaduras, había vencido a aquel demonio, que por mucho era el más poderoso. En ese momento, irrumpieron en la sala Tcs y Mexican, todos ensangrentados y con sus ropas echas trizas. Luego cayeron desmayados. Daxter los miró, luego a sus compañeros del concilio, y luego al mago. Éste último, con una sonrisa, les dio las malas nuevas: Lumbridge había caído en manos de su amo, Lord Jaunyka.

Estaba cansado, y de mal humor. Se sirvió otra jarra esperando sentir aquel embrutecimiento que alguna vez, tomando eso, había sentido, pero no lo logró. Entonces decidió salir a la calle, para ver como era la situación allí. Lo que vio le gustó: ríos de sangre, cadáveres dispersados por todas partes, vagos, señores adinerados, perros y monjes, todos masacrados y tirados al azar, sin el más mínimo respeto. Regocijándose se encontraba en esa desgracia, aunque en su interior algo, pequeño, se retorcía de asco, avanzó por las calles, sin cuidado de no manchar sus ropas, cuando de golpe la vio: rubia, de una figura angelical, sus piernas blancas, puras, finas, dobladas en ese río de sangre; sus manos, de miel tersa, suave, en posición de rezo; su cabeza gacha, sus finos cabellos dorados, a la merced del viento, y unos ojos marrones, intensos, que parecían irradiar la vida, pero que solo reflejaban muerte y sufrimiento. En esa posición, santa, hermosa, un orco pretendía ejecutarla, para vaya a saber uno que fines darle después de muerta; cuando una flecha impiadosa atravesó a toda velocidad el cráneo de aquella bestia, para darle una muerte segura. De pronto todos los orcos frenaron sus búsquedas de botines y asesinatos, para ver que alma loca se atrevía a dar muerte a uno de los suyos en medio de tal saqueo, con tal número de enemigos. Sin ningún miedo, por que tenerlo, avanzó aquel ser inentendible en dirección al muerto, y buscó la mirada de cada uno de los orcos que en ese momento hacían allí sus andadas. Todos vieron sus ojos en aquel momento, buscando algún sentimiento, pensamiento, que les diera la razón de que asesinara a aquel orco, cuando hacía lo mismo que todos los demás, pero al no encontrarla se contentaron con seguir vivos y volvieron a lo suyo. La única que luego de volver la vista hacia Lord, no la retiró, fue la doncella. No podía tampoco entender ella porque un General había matado a uno de sus soldados, cuando hacía lo mismo que los demás, y por ello escrutaba lentamente el rostro del guerrero, sus gestos, sus ojos, su mirada, buscando alguna clave. Está atención tan pronunciada perturbó al joven, por lo que salió, con un andar pausado y uniforme, a su encuentro. Al mismo tiempo, un orco que seguramente no había visto la anterior escena salió en busca de la joven, pero al ver de qué forma la miraba Lord a medida que avanzaba tubo un mal presentimiento y buscó algún otro botín entre los charcos de sangre. Por su parte, Lord tomó suavemente del brazo a la joven y la llevó a su tienda, en las afueras de Varrok, lejos de toda la sangre, la muerte, y los orcos.
Los aposentos de Lord Jaunyka en las afueras de la ciudad, como lo merecía la mano derecha del Señor Oscuro, era una gran tienda con arreglos de oro, en la cual no faltaban ninguno de los lujos que eran comunes en los palacios Orientales de Al Kharid. Había grandes estatuas en mármol rojo, tanto del General en combate como de cuando el Señor Oscuro venció al gran Zaros, y un estante de armadura runita con las marcas de un rito Zamorakian, seguramente perteneciente al Gran Maestre Masada. Había también una hermosa fuente con una musa de la Muerte, de cuya boca salía un fino chorro de agua, la cual por su pureza servía tanto para asearse como para saciar la sed, sin necesidad de salir en busca de alguna otra bebida. La joven, sin decir una palabra, se dirigió a la fuente para poder asearse, y Lord, en un apuro, le dijo que el saldría en una campaña al Sur, que de tener sueño no dudara en usar su lecho, que no temiera por los orcos, ya que la dejaría a cargo de un fiel escudero suyo, que ahora era capitán del ejército Oscuro y al cual los orcos respetaban mucho. Fue así que, luego de darle indicaciones a Sir Protos sobre como tratar a su huésped, salió con sus huestes en busca de Lumbridge.

Invitado

Bienvenidos al primer capítulo de la cuarta parte de la saga que todo el mundo adora!! Las Cronicas de Lord.

Van dedicadas a Drakost, este es tu regalo de navidad ^^

Cuando edite el post para poner los siguientes capítulos avisare.

Espero que las disfruten, y que aprecien la forma en que maduran las letras que la componen (si es que eso sucede).

Nada más, un saludo

Lord Jaunyka Heraldic Master SdS

pD: Drakost es coña xD

Invitado

muahahaha uno de los primeros en leer la historia =)

Ta muy buena como las otras 3, o incluso mejor
Abajo sir protoss cheers

Tema: Re: Crónicas De Lord Jaunyka (Cuarta Parte) Lun Dic 24, 2007 1:41 pm

lord jaunyka escribió:: Bienvenidos al primer capítulo de la cuarta parte de la saga que todo el mundo adora!! Las Cronicas de Lord.

Van dedicadas a Drakost, este es tu regalo de navidad ^^

Cuando edite el post para poner los siguientes capítulos avisare.

Espero que las disfruten, y que aprecien la forma en que maduran las letras que la componen (si es que eso sucede).

Nada más, un saludo

Lord Jaunyka Heraldic Master SdS

pD: Drakost es coña xD

¬¬ donde toy yo¿

Invitado

Ya vas a aparecer, ya vas a aparecer, no me atocigueis xD

Tema: Re: Crónicas De Lord Jaunyka (Cuarta Parte) Sáb Dic 29, 2007 1:00 pm

bah ke orrible no as reflejado nada bien mi karakter!!! xDDDDD yo nunka subestimo a un enemigo y menos carcajearme de el!

x cierto, el ke salia en el primer bloke bebiendo cerveza y ek lo kaballeros blankos le kaian mal eras tu? o yo? o otro??? ke no me e enterao xD

Tema: Re: Crónicas De Lord Jaunyka (Cuarta Parte) Dom Dic 30, 2007 3:35 am

esto es peor ke un libro.....solo lei desde el comienzo al primer punto no mas xd....digo ke ta bueno aunke solo lei un pokito

Invitado

Al principio estoy yo en una taberna, espacio i luego tu en una taberna, tu te cagas en tos los putos caballeros blancos xD

al principio iba a acer q fuera mono, pero el va a luxar conmigo en lumby con xiskon i pabos xD

upsss se me escapo

pD: bah pense k no te habia gustado la escritura, ta muxo mas linda esta version

Tema: Re: Crónicas De Lord Jaunyka (Cuarta Parte) Lun Dic 31, 2007 9:23 pm

draco me matara -.- NO KERO MORIRRR YO OS TRAICINARE A TODOS MATARE A DRACO A ZEZIMA ADAX A XISKI A TO KISKI MUAHAHAHAHHA!!!!! Cool

I ME IRE CON MI CAVALLO NEGRO CON LAS CABEZAS DE MIS KERIDOS AMIGOS E ENEMIGOS ES LO MAYORMENTE SE DICE UN ATAKE DE LOKURA MUAHAHA

Invitado

me cagondios...

siempre arruinando historias (bah es la 1º vez xDDD)

me duele q si saco mis posts, la cronica de nico tubo mas comentarios q la mia T....T

bah mejor me dedico a otra cosa.

Zamorakian Lord Jaunyka RlZ

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